3.1.2 Autocuidado en mujeres: factores
El Centro de investigaciones en salud de Comitán A.C. (CISC) (s.f.) desde la teoría de perspectiva de género define al autocuidado como “…la capacidad de las mujeres para decidir sobre su cuerpo y su salud física, mental y emocional, en función del desarrollo humano como ser social, a partir de la reafirmación como persona, su crecimiento personal y sus necesidades” (p.2) Derivado de este concepto se explica que para “desarrollar y usar la capacidad de autocuidado depende de la historia personal, la cual está determinada por factores socioculturales, económicos, familiares y la pertenencia a uno u otro género” (p.2).
El CISC (s.f) considera como factores determinantes para el autocuidado los siguientes:
Factores internos:
CONOCIMIENTOS: Permite tomar decisiones informadas y optar por prácticas saludables o de riesgo.
VOLUNTAD: Es la fuerza interior para desarrollar una acción. Se integra con valores, creencias, aprendizajes y motivaciones.
ACTITUD: Es el convencimiento interno que lleva a actuar a favor o en contra, ante una situación determinada. Tiene que ver con los valores, los principios y la motivación.
HÁBITOS: Es la repetición de una conducta de la cual se apropia una persona o la repetición de una conducta que adopta una persona (p.3)
Factores Externos:
CULTURA: Los comportamientos están arraigados en creencias y tradiciones, lo que dificulta adquirir nuevos conocimientos y adoptar nuevas prácticas.
GÉNERO: La identidad de género propicia diversas formas de autocuidado individual y/o colectivo en hombres y mujeres.
CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO: Implicaciones de los alimentos transgénicos en la salud humana.
ECONÓMICO, POLÍTICO Y SOCIAL: Requiere acciones gubernamentales, intersectoriales y/o ciudadanas como: servicios de salud, salarios, garantías jurídicas, etc. (p.3)
Otro de los factores relacionados al déficit en el autocuidado, que se conjunta con el rol de género atribuido socialmente a las mujeres es la autopercepción o la falta de atención preventiva (por ejemplo, revisiones periódicas con especialistas, checar niveles de glucosa o presión, etc.), ya que cuando las personas se perciben sanas, no suelen poner especial atención al cuidado de su salud, sino hasta que se manifiesta alguna enfermedad. La autopercepción de ser una persona “sana” puede desencadenar y/o agudizar conductas de riesgo, tales como hábitos alimentarios incorrectos, sedentarismo o trastornos de sueño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario